jueves, 9 de febrero de 2012

Mis manos.

Me duelen las manos, es algo intenso, es como si mis venas estuviesen a punto de de romperse, pero sólo veo tinta.

Mis manos sanan, fluyen y siguen obrando sobre las delgadas líneas azules que aparentan ríos sin rumbo tras un horizonte sin cielo.

Mis manos caen tranquilas, frías, buscan la paz entre los ronroneos de mi gata, permanecen sobre su cuello siempre hambriento de la atención de mis manos, de su amo.

Mis manos viven, sienten las notas, leen la madera, tienen cuerdas; tocan.
Se sujetan con increíble deseo por permanecer en ella. Se hacen garras.

Mis manos sueñan, quieren tomar el mundo, quieren alzar la vida en forma de puños, quieren hacer figuras bajo el sol, quieren enredarse con tu suerte.

Quieren tus manos.

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