los seres que condicionan el querer
pesan más que los huesos de la noche.
son muertes con vestidos utópicos.
son avidez de espanto.
son verbo con sabor a nada.
se esconden en el retorno inmediato
y tienen costillas falsas.
deambulan aniquilando soñadores.
partiendo espirtus y repartiendo nada.
sus besos son secos y sus palabras huérfanas.
carecen de vida aunque caminan.
son más reales que el desamor después de la música.
no tienen alma qué entregar
y no les queda más que sobornar. son corruptos.
son enemigos de las alas y ven con recelo a las aves.
son como las ramas que sacuden el vuelvo de los pájaros
para que no puedan morir de añoranza.
prolongan el sufrimiento y no dicen nada.
se alimentan de esperanzas ajenas.
las amarran con las uñas endebles de sus manos frías.
sueñan con ventanas cerradas.
sueñan que los barrotes de cada casa
son cárceles y disparan paraguas a las lluvias.
cuando se mojan, se mojan solos.
son egoístas y se van cuando aceleran los corazones.
son paranoicos y creen que los latidos son tambores de guerra.
son cobardes porque huyen.
desaparecen cuando quieren,
pero no te olvidan...
ellos vuelven. y sin hacer ruido te poseen.
te convencen y te entregas.
haces casa en ellos y te van dejando ruinas.
dicen que todo es casual, pero es su causa.
saben como medir el destino y lo pisan.
saben como parar el tiempo.
y cuando el tiempo ya no pasa,
pasan ellos por encima.
se despiden y retornan
porque tienen miedo...
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