Decido escribir poemas felices cuando no quiero.
Me aferro a las letras que no son más que una mentira,
me aferro como un perro a su hueso;
me aferro como un perro a su hueso;
como uno bravo, como un perro que posee pobre hueso magullado,
¡pobres letras, pobre poema falso, pobre verdad que me envenena!
¡pobres letras, pobre poema falso, pobre verdad que me envenena!
Hazlo extenso, amor.
Hazlo profundo, ternura.
Hacelo como si no sintieras que fuiste un ser encarnado.
Hazlo profundo, ternura.
Hacelo como si no sintieras que fuiste un ser encarnado.
Hacelo sin tu cuerpo, solo move; ¡move tus ansias!
escarba en la tierra hasta que encuentres el cielo.
escarba en la tierra hasta que encuentres el cielo.
Esconde nuestra vida entre las nubes y sal de tu cuerpo,
Toca los dioses con tus manos y comprueba que aún no hay muertos.
Que tienes sangre en tus venas del rojo suculento de las cortinas amadas.
De las cortinas armadas que practicaron disparos de ensueño.
Que me dieron justo en los nervios...
En el rechinar de las puertas,
en el vuelo de tus cabellos y en el mio,
en tu real mar anaranjado que se enreda con mi universo crespo;
en la verdad de tu amor que nace bermejo
con los colores mismos de nuestros pelos,
de los vellos enteros, de la rosa, de las lágrimas, y de las caminatas.
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